La fimosis es una estrechez del prepucio (piel que cubre la punta del pene) que impide retraer dicha piel hacia abajo y descubrir el glande por completo en estado de erección.
Es muy habitual en niños antes de la pubertad y no es problemático, a no ser que la piel del pene quede totalmente cerrada y no permita orinar. Puede considerarse que hay fimosis si, a partir de los tres años, el niño continúa sin poder bajar su prepucio por completo, lo cual, además, le puede producir un dolor de intensidad variable.
Los hombres adultos también pueden padecer de fimosis, bien porque no se han tratado en la infancia o pubertad o por alguna inflamación o infección que hace que se estreche la piel del prepucio.
Es frecuente que la fimosis sólo se perciba con el pene en erección, ya que, al cambiar de tamaño, la elasticidad de la piel del prepucio no es suficiente para conseguir su retracción completa.
Es conveniente corregirla para evitar el riesgo de infecciones, el dolor con las relaciones sexuales y, en casos aislados el desarrollo de cáncer de pene. Además, la fimosis dificulta la penetración durante el coito, volviéndose doloroso y también puede producir una retención aguda urinaria, causada por el cierre progresivo del prepucio.
En ocasiones, la fimosis puede ocasionar una parafimosis. La parafimosis es una situación en la que un hombre con fimosis, habitualmente severa, retrae por completo el prepucio, por detrás del glande y posteriormente le resulta imposible volver a llevar el prepucio hacia delante. Se produce en diversas circunstancias, sobre todo cuando el pene está inflamado o tras las relaciones sexuales. La parafimosis es una situación urgente, que requiere el tratamiento por parte del Urólogo, para volver a colocar el prepucio en su lugar, aunque en algunas ocasiones es necesario realizar una intervención quirúrgica urgente.
La fimosis es, en la mayoría de los casos, un defecto congénito, aunque también puede ser provocada por retracciones forzadas del prepucio de los bebés durante su higiene, por parte de los padres.
En los adultos, las causas son, en su mayoría enfermedades de la piel del glande y el prepucio, como el liquen escleroso, la balanitis xerótica obliterante, y también ciertas infecciones, en especial las infecciones repetitivas por hongos, sobreinfección de heridas en la piel del prepucio o traumatismos durante la actividad sexual.
Los hombres diabéticos presentan una especial predisposición a desarrollar fimosis en la etapa adulta. De hecho, en ocasiones, la fimosis es el primer síntoma de diabetes y aunque al corregir las cifras de glucosa, la fimosis puede desaparecer, en otros casos es imprescindible realizar una intervención quirúrgica.
En los niños pequeños es posible tratar la fimosis con cremas antiinflamatorias de corticoides, acompañadas de estiramiento suave y progresivo del prepucio. Con estas cremas se obtienen buenos resultados en un porcentaje elevado de niños, aunque en la adolescencia, con el desarrollo del pene, algunos niños necesitarán igualmente una intervención quirúrgica.
La intervención quirúrgica convencional para tratar la fimosis, se denomina circuncisión y consiste en extirpar toda la piel del prepucio, de forma circunferencial, de modo que el glande queda al descubierto de forma permanente, evitando de este modo, de forma definitiva un nuevo estrechamiento de la piel.
Acude al urólogo ante cualquier signo de alarma.