La disfunción eréctil es la dificultad o incapacidad persistente para lograr o mantener una erección del pene que dé lugar a una relación sexual satisfactoria y ocurre porque la sangre que llena los vasos sanguíneos del pene para producir la erección no llega en cantidad suficiente o no permanece en el pene el tiempo necesario. Debe diferenciarse de otros problemas de índole sexual como son la falta de deseo o las alteraciones de la eyaculación (eyaculación precoz, eyaculación retrasada o ausencia de eyaculación).
En alguna ocasión, cualquier hombre puede tener un problema puntual y transitorio para lograr la erección y esta circunstancia se considera normal y habitualmente no requiere tratamiento. La disfunción eréctil es una alteración que afecta a bastantes hombres y aunque la probabilidad de padecerla se incrementa con la edad, el envejecimiento no es la única causa de la misma y pueden producirse problemas de erección en hombres de cualquier edad, desde edades muy tempranas.
La mayoría de los casos de disfunción eréctil se deben a anomalías de los vasos sanguíneos del pene. Entre otras posibles causas se encuentran alteraciones neurológicas, trastornos hormonales, trastornos estructurales del pene, uso de determinados fármacos y drogas y problemas psicológicos.
Los hombres con diabetes presentan con más frecuencia disfunción eréctil. La arterosclerosis, así como complicaciones de cirugías prostáticas o de vejiga, problemas cardiovasculares, enfermedades crónicas (de pulmón, hígado o, sobre todo, riñón), alteraciones neurológicas (esclerosis múltiple, ictus o lesiones medulares, entre otras), la obesidad, la vida sedentaria, el tabaco, el alcohol, o ciertos medicamentos también pueden ser causantes de disfunción eréctil.
En cuanto al tratamiento, se debe determinar en primer lugar si se están tomando determinados medicamentos que influyan en la erección, procediendo a sustituirlos o interrumpir su administración. Se puede administrar un tratamiento hormonal, en el caso de que se detecte una alteración hormonal. También e posible que la psicoterapia sea beneficiosa en algunos pacientes con una clara causa psicológica. Otra alternativa es el tratamiento con fármacos, por vía oral, uretral o inyectable, o bien dispositivos productores de vacío. En último término, en casos severos o cuando no existe respuesta satisfactoria a ningún tipo de tratamiento, se puede plantear la implantación de una prótesis de pene.
Un episodio de disfunción eréctil no debe contemplarse como un problema de salud o un agravio a la virilidad y la masculinidad de quien lo padece.
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