La vejiga es un órgano muscular localizado en la pelvis cuya principal función es almacenar la orina que proviene de los riñones y vaciarla periódicamente, cuando el sistema nervioso detecta que está llena.
El suelo pélvico está formado por músculos, ligamentos y tejidos conjuntivos que sostienen la vejiga y otros órganos pélvicos.
Las conexiones entre los músculos del suelo pélvico y los ligamentos pueden debilitarse con el tiempo, como resultado de un traumatismo por un parto o por el esfuerzo crónico de los músculos del suelo pélvico. Cuando esto sucede, la vejiga puede deslizarse por debajo de lo normal y sobresalir de la vagina (prolapso anterior).
Cistocele se le llama a la caída o descolgamiento de la vejiga sobre la vagina como consecuencia del debilitamiento de los músculos de la pelvis.
Por lo tanto, el cistocele, también conocido como prolapso anterior, consiste en la protrusión o desplazamiento de la vejiga, que puede salir hacia el exterior a través del orificio vaginal.
El cistocele se produce como consecuencia de debilidad en los tejidos que sostienen la vejiga en su posición normal, tendiendo ésta a desplazarse hacia abajo por la fuerza de la gravedad. Es una enfermedad relativamente frecuente en la mujer, sobre todo a partir de la menopausia, que es cuando la síntesis de estrógenos (que ayuda a mantener el suelo pélvico fuerte) disminuye.
Otras causas del prolapso anterior pueden ser que haya habido alguna cirugía en la zona como la histerectomía (extracción del útero), múltiples partos vaginales (sobre todo partos difíciles, con fórceps o ventosa), obesidad, estreñimiento crónico, tabaquismo, tos crónica o bronquitis
El cistocele puede provocar dos tipos de manifestaciones clínicas:
El tratamiento debe ser realizado por un especialista en Urología, que es el que mejor conoce la anatomía y la cirugía de la vejiga.
En cuanto a la modalidad de tratamiento, esta depende de la gravedad de tu prolapso anterior y si tienes alguna enfermedad asociada, como un útero que se desliza hacia el canal vaginal (prolapso uterino):
Por lo general, los casos leves (grado 1) no requieren tratamiento. Se deben hacer revisiones periódicas para vigilar el prolapso y hacer ejercicios para fortalecer el suelo pélvico.
Los prolapsos de grado 2 asociados a síntomas (sobre todo dolor) y todos los prolapsos grado 3 tienen indicación quirúrgica.
La intervención quirúrgica de elección es la colposacropexia o promontofijación laparoscópica o con el robot da Vinci. Esta intervención permite corregir la caída de la vejiga, el útero o el recto de una forma precisa y definitiva. Los resultados de esta intervención, si se realiza por un Urólogo experto, son excelentes. La caída de la vejiga se corrige en casi todos los casos y no vuelve a descender y las molestias desaparecen en la inmensa mayoría de las mujeres, mejorando de forma muy llamativa la calidad de vida de las pacientes.
La cirugía laparoscópica o con el robot da Vinci permiten realizar esta intervención con una elevada meticulosidad y precisión, y así obtener unos resultados funcionales y estéticos muy satisfactorios. El postoperatorio es, asimismo, poco doloroso y la estancia hospitalaria suele ser de 2 días.
El Urólogo también se encarga de tratar algunas patologías femeninas.